¡Toque de queda en Túnez!
13 gener 2011 | Categories: Opinió |
Pocas horas después de su nombramiento, el nuevo ministro del Interior decretó el toque de queda, desde las 20 horas hasta las 5 30 horas, en cuatro gobernaciones del país, que constituyen el «gran Túnez». Allí es donde vive un cuarto de la población del país y donde se concentra más de la mitad de su actividad económica. Además, la policía continúa tirando sobre los manifestantes, y el número de víctimas sigue en aumento.
Por supuesto, nadie en Túnez cree que el nuevo ministro es el responsable del toque de queda ni de la continuación de los asesinatos, como tampoco lo era su predecesor de las masacres anteriores. Todos sabemos que nada se decide en Túnez sin el aval de Ben Ali, sobre todo en materia de seguridad, ámbito que tiene bajo su control desde mucho antes de su ascenso a la jefatura del Estado en 1987.
El reemplazo del ministro del Interior, juzgado por algunos observadores como una medida de apaciguamiento, no lo es en absoluto. Por otra parte, ¿Qué cambió? Ahora hay sólo más represión.
En realidad, Ben Ali, al designar a un chivo emisario (puede ser útil para cualquier cosa, ¿quién lo puede saber?) busca aliviar la presión que se ejerce sobre algunos «gobiernos amigos» del Norte, por su silencio cómplice frente a las masacres en Túnez, en particular, los gobiernos francés e italiano.
1.- La protesta social comenzó el 17 de diciembre en Sidi Bouzid (centro oeste de Túnez) como consecuencia de la inmolación de un joven desempleado de 26 años, con diploma universitario, para luego extenderse y amplificarse en el resto del país.
Durante la primera semana la protesta se circunscribió a Sidi Bouzid y a algunas pequeños pueblos de alrededor, hasta que cayó la primera víctima muerta por una bala, el 24 de diciembre.
2.- La utilización de balas reales contra los manifestantes fue la respuesta del poder frente a la extensión de la protesta a otras regiones, principalmente a Tela y Kasserina. Pero el uso de armas de fuego permaneció «moderado» durante una decena de días, antes de convertirse en una masacre durante el segundo fin de semana de enero y su continuación hasta ahora. El número de víctimas mortales se cuenta por decenas y el de heridos por centenas.
3.- Desde ayer, se alcanzó una etapa decisiva en la extensión del movimiento social cuando la revuelta se instaló en la capital, centro neurálgico del país.
Como consecuencia de la impotencia de esta represión sangrienta en aplastar al movimiento, como fue el caso durante la sublevación en la cuenca minera en 2008, el poder desplegó el ejército desde hace una semana, primero en los pueblos y ciudades del interior, luego en todo el territorio y en especial en Túnez, la capital.
La decisión de un toque de queda se implanta en el momento en que el movimiento se extendió a la aglomeración tunecina.
Esto nos lleva a hacer las siguientes observaciones:
— Un movimiento de protesta espontáneo que se extendió rápidamente por todo el país, y que permanece activo, desde hace 27 días, a pesar de una represión sangrienta.
— En un país que se toma como modelo por su «éxito económico» y que es considerado un «país emergente». Esto gracias, sobre todo, a su disciplina en la ejecución de las políticas liberales de las instituciones financieras internacionales, que terminan por explotar como un barril de pólvora.
— Finalmente, un sistema económico depredador y socialmente muy injusto, que durante un cuarto de siglo ejerció una represión sistemática que consiguió una pacificación casi total de la sociedad, ha terminado por estallar a fuerza de haber acumulado una ingente tensión social, de humillación y también de odio. ¿Cómo terminará esto? Nadie lo puede predecir en este momento, pero una cosa es segura, el sistema ya está muerto.
— Por otra parte, una cosa es certera: el poder se alarma puesto que no llega a comprender por qué su máquina represiva no produce los efectos habituales. Este poder ha practicado la represión y la denegación de derechos hasta tal punto que se puede decir, con toda justicia, que no sabe hacer otra cosa. ¡Semejante poder no es reformable! Lo que, por otro lado, confirma el despliegue del ejército y luego el toque de queda, y la ceguera, solo suya, que le impide comprender el sentido histórico del movimiento social que se desarrolla ante él. Dicho esto, todos los que esperan todavía, en la oposición, una apertura democrática de este poder, aunque sea limitada, se equivocan seriamente. Y tal error sólo hace prolongar los sufrimientos del pueblo tunecino.
— Algunos, tanto en el poder como en la oposición, quieren disuadir Ben Ali de la utilización de las fuerzas armadas, y convencerlo de que de opte por una apertura democrática. La fórmula «gobierno de salvación nacional» me parece resumir bastante bien estas tentativas. ¿Se resignará Ben Ali a aceptar eso si la situación lo exige? Tengo mis serias dudas.
La revolución está en marcha, y sólo ella posee la respuesta a todas estas cuestiones.
Túnez, 12 de enero de 2011
Fathi Chamkhi
RAID-ATTAC/CADTM Túnez