No más comida a los buitres
Greg Palast
Revista Sin Permiso
Tengo para mí que Eric Hermann no quiere hablar conmigo. Cuando fui a su suite de ofimática, su placa con el nombre de su fondo de alto riesgo había sido desmontada de la pared del edificio, el número de la oficina eliminado y todos los empleados se habían encerrado dentro.
No me sorprende. Hermann es un buitre, no del tipo que come carroña sino de la clase que se alimenta de los financieramente heridos. “Buitre” es un término de la industria de fondos de alto riesgo para designar a los financieros que compran el derecho de recolectar viejos préstamos de las naciones más pobres del mundo, para emplearlos después –desde pleitos hasta el soborno y la contratación de la empresa cabildera de Henry Kissinger− para compeler a los países más desposeídos a entregarles sus escasos fondos de ayuda exterior.