Reflexiones de una estudiante de economía
6 gener 2020 | Categories: denúncia, economía crítica, educació, filosofíes del canvi, neoliberalisme, Portada, Serveis públics |

Cara Maeztu Redín
Si fueramos un implicado artesano que trabajase fabricando juguetes de madera, además de preocuparnos por diseñar y vender bonitos y divertidos juguetes, no nos olvidaríamos de estudiar los bosques de donde obtenemos la madera necesaria para fabricarlos, valoraríamos su cuidado e intentaríamos no acabar con todos los árboles. Es decir, tendríamos en cuenta que trabajamos y vivimos en un sistema abierto a la entrada de energía y de materiales los cuales son limitados.
Vivimos en una época de rápido empobrecimiento de gran parte de la población, de crecientes desigualdades y de desastres socioecológicos. Estamos ante una severísima crisis ecológica global, crisis socioeconómicas, crisis políticas y éticas, estando todas estas interrelacionadas. Con estas catástrofes tocándonos cada vez más y más de cerca algunos sectores de la población comienzan a tomar conciencia y nos estamos empezando a dar cuenta de que es preciso ser más críticos y replantearnos nuestra manera de hacer las cosas, nuestro modelo de consumo, de producción, de comercialización… Una trayectoria de transformación social es necesaria, deseable y posible y ésta debería lideraerse desde las Universidades.
A lo largo de mis 5 años de estudio en una doble titulación internacional de Economía y Administración y Dirección de Empresas recibimos numerosas asignaturas como Marketing, Macroeconomía, Microeconomía, Comportamiento del consumidor, Contabilidad…Aprendimos día a día que más es siempre mejor, cómo atraer al consumidor estudiando su comportamiento para crear necesidades y así vender más, cómo incrementar la producción, y todo ello aplicando la eficiencia en los costes como criterio dominante. Principios como la equidad, la distribución de la riqueza, los costes sociales o medioambientales son obviados y relegados a un segundo plano.
He visto como la casi totalidad de los estudiantes de mi grado han terminado la carrera sin ningun conocimiento ni inquietud por estos temas. Esto me produce una gran tristeza y preocupación. Por ello, veo más que nunca necesario, en grados como el de Economía, Negocios, o Administración y Dirección de Empresas, entre otros, incluir y otorgar una mayor importancia a asignaturas con rasgos más éticos como economía medioambiental, economía del desarrollo o economía ecológica. Es preciso brindar a los estudiantes herramientas y conocimiento que ayude a tomar conciencia sobre las repercusiones sociales y ambientales de la actual actividad económica.
Nuestro reto como economistas es mejorar el nivel de vida de las personas, especialmente de aquellas que se encuentran en situaciones de vulnerabilidad, y al mismo tiempo aproximarnos a un modelo económico más “sostenible”. Nuestra gestión económica no ha de comprometer, ni para hoy ni para el futuro, la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus necesidades y una de las condiciones para dicha gestión económica es que revisemos los conceptos con los que hoy miramos la realidad económica.
Si en este tipo de grados no hablamos ni tratamos conceptos como la distribución de la riqueza, la igualdad, equidad, degradación medioambiental, uso limitado de recursos… si no conocemos y estudiamos estos principios en las carreras ¿Cómo esperamos que actúen los empresarios y economistas cuando salgan de nuestras universidades?
Cara Maeztu Redín estudiante de master Interdisciplinary Studies in Environmental Economic and Social Sustainability, Universidad Autónoma de Barcelona
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