Deriva autoritaria de Europa
17 novembre 2012 | Categories: crisi, Democràcia, neoliberalisme, Unió Europea |
Xavier Caño Tamayo, ATTAC ACORDEM
Los fascistas de Amanecer Dorado y los grupos o partidos ultraderechistas xenófobos de Holanda, Bélgica y otros países europeos son ciertamente detestables. Son sin duda dignos de todo rechazo; hay que estar alerta, tomar precauciones y procurar aislarlos. Su crecimiento en los últimos años, alimentado por los miedos que suscita la crisis-estafa que azota a Europa, es preocupante. Pero no son el mayor peligro en nuestros días. Es la propia clase dirigente política europea que, al servicio descarado del poder financiero, va hacia el autoritarismo y se carga la democracia. Los Barroso, Draghi, Van Rompuy, Olli Rehn, Merkel, Rajoy, Monti, Samaras, Passos Coelho y compañía no necesitan a los fascistas tradicionales para formar escuadras de la porra. Por ahora. Ellos desmontan el sistema democrático sin ayuda de fascistas de libro, porque prescinden olímpicamente de la ciudadanía, ni se les ocurre escucharla; la ignoran, violan sus derechos y la reprimen con dureza cuando se resiste y protesta. Lo insultante es que, además, pretenden ser defensores de la democracia, cuando lo que hacen desde hace años es vaciarla de contenido. La reducen a un decorado, a una liturgia, a algo que parece cada vez más una farsa. A los hechos del último año en Grecia, Portugal, España e Italia me remito. También al aumento de la pobreza y la desigualdad en Europa. Y a la impunidad de los especuladores responsables de la crisis.
El vaciado de la democracia perpetrado por la clase dirigente política, con la crisis-estafa de la deuda pública como casus belli, acerca a Europa a un autoritarismo real en el que los bárbaros sujetos de organizaciones fascistas como Amanecer Dorado en Grecia son por ahora solo una perfomance, mientras los gobiernos ejecutan la violación sistemática de los derechos de la mayoría y convierten la democracia en un chiste.
Algunos medios claman por el auge de la extrema derecha en Europa; tal vez algunos honradamente y otros agitando el espantajo del fascismo para provocar miedos, Y es verdad que hay que andar con ojo para que no nos sorprendan esos bestias como en los años treinta del siglo XX. Pero sin perder nunca de vista que los poderes reales (FMI, BCE, Comisión Europea, gran banca…) con la complicidad servil de los gobiernos europeos, asfixian sin piedad a la mayoría ciudadana, sin visos de solución ni salida. Especialmente en los países del sur de Europa. Ellos son el verdadero adversario y no necesitan camisas pardas o negras para cargarse la democracia en la práctica y barrer los derechos de la mayoría. No olvidemos que, cuando les convino, colocaron primeros ministros de su agrado, derrocando de hecho los electos en Grecia a Italia.
Mientras puedan imponer el programa de estabilidad y austeridad implacable como objetivo primordial (en realidad único) al precio que sea, aún condenando a los estados a la precariedad y a la recesión, ¿para qué necesitan a los fascistas de uniforme la minoría rica y sus cómplices? Ese 1% de ricos privilegiados ya ha desmantelado en su provecho el llamado Estado de Bienestar y ha sacado una gran tajada en plena crisis a costa de cargarse los derechos de la mayoría.
Sigue pues la batalla por ser ciudadanos, no seres desechables, meras cifras o asientos de bancos de datos. Y para ser ciudadanos hay que preocuparse por la república; es decir, preocuparse por lo que es de todos y a todos afecta según valores y principios concretos. Y a quienes tachan de necios y utópicos a los que defienden que es posible otro mundo, cabe recordarles que hace un par de siglos quienes estaban contra la esclavitud se consideraban antisociales, locos y peligrosos; y que hace un siglo, las primeras mujeres que reclamaron el voto fueron duramente reprimidas y se burlaron de ellas. Y que hace un siglo y cuarto, miles de trabajadores en Estados Unidos hicieron huelga y salieron a la calle para reivindicar una jornada laboral de ocho horas; fueron reprimidos muchos, unos cuantos, encarcelados, y cinco, ahorcados. Pero hoy la esclavitud se rechaza universalmente, las mujeres votan y son elegidas y los trabajadores, aunque han de continuar luchando por recuperar derechos que tenían hasta hace unos años, han logrado conquistas irrenunciables. Lo que los interesados o necios consideran hoy utopía irrealizable, de aquí a poco puede tener plena carta de naturaleza.
William Shakespeare dejó escrito que “la hierba crece de noche y, cuando los ricos salen a pasear al día siguiente, aparece entre las losas del atrio”. A buen entendedor… El mundo no cambia nunca por la generosidad de quienes tienen poder; el mundo ha cambiado por la protesta, resistencia y acción de los explotados: el mundo cambia siempre contra quienes tienen poder. En última instancia, la democracia de verdad no es la meta, es el camino. Mal que les pese.