Urge la banca pública
7 octubre 2011 | Categories: Banca, banca pública, caixes d'estalvi, Economia, especulació financera, Justícia Fiscal Global, Mercats financers, Opinió, Portada, Regulació |
Xavier Caño Tamayo. ATTAC-ACORDEM
En tanto Ángela Merkel acepta “recapitalizar” los bancos europeos (volver a darles grandes cantidades de dinero público), el Gobierno español inyecta graciosamente 7.551 millones de euros para salvar tres cajas de ahorros ahogadas por la burbuja inmobiliaria. Las nacionaliza, dice la prensa. Pero no es cierto, porque el gobierno no pretende restablecer una banca pública, que eso sería nacionalizar de verdad las cajas. Mientras tanto (con desastre inmobiliario y financiero incluido), los consejos de administración y cúpulas directivas de esas cajas de ahorros han cobrado 8.000.000 de euros los seis primeros meses del año. De nuevo obscenos rescates bancarios y obscenos beneficios de directivos de esos bancos o cajas. Entretanto, la ciudadanía paga la factura por partida doble. El dinero público para rescatarlos es el de sus impuestos directos e indirectos y se les arrebata con recortes presupuestarios el disfrute de derechos esenciales (sanidad, educación, servicios sociales) para ahorrar dinero. Dinero para la banca.
Costas Lapavitsas, profesor de la universidad de Londres, argumenta que la banca pública es muy necesaria. Las respuestas gubernamentales a la crisis en 2009 y 2010 han sido fuertes inyecciones de capital y compra de activos tóxicos a la banca privada para salvarla de la ruina, pero salvar la banca no ha acabado con la crisis ni siquiera la ha frenado. Al contrario.
No hay crédito para las empresas, aumenta el paro y esto va de mal en peor. Las inyecciones de liquidez, los tipos de interés cero, la compra por el Estado de activos tóxicos… Todo inútil. Salvo para los bancos, que han rehecho sus balances, tapado sus agujeros contables, y recuperado beneficios. Y a especular de nuevo. Pero la economía real no se activa ni a tiros en Europa ni en EEUU.
Con la banca pública, insiste Lapavitsas, habría transparencia, porque no habría razón bursátil alguna para ocultar posibles pérdidas; además se recuperaría la solvencia, al ser el Estado el garante directo de la banca. Además, se podría establecer un criterio justo y solidario para enjuagar posibles pérdidas, si las hubiere, repartiéndolas entre toda la sociedad, no solo haciéndola recaer sobre las clase populares.
Cabe recordar que la banca privada es responsable de la crisis. Y cabe hacer memoria de que la razón de ser de los bancos privados es financiar la actividad económica. Pero no. Han destinado a especular los dineros obtenidos en los rescates, ignorando olímpicamente la economía productiva. Así las cosas, la banca privada deja de tener razón de ser. Deserta de la función para la que nació: financiar la economía real.
La banca pública es necesaria porque las medianas y pequeñas empresas necesitan financiación en esta crisis. Sin financiación cierran o despiden. En el caso español, pequeñas y medianas empresas ocupan más de tres cuartas partes del mercado laboral.
Otrosí, el comportamiento ético de la banca pública evitaría actividades especulativas y operaciones de riesgo, así como prácticas depredadoras (altos tipos de interés, desvíos de capital oscuros, opacidad en operaciones, juego sucio con paraísos fiscales…). Por supuesto, banca pública organizada democráticamente y con criterios sociales, además de la transparencia, con el objetivo añadido de una recuperación saneada de los servicios públicos del Estado.
Para crear la banca pública solo se necesita voluntad política (que hoy no abunda). Y coraje para enfrentarse al lado oscuro de la economía y a las trampas del sector financiero que se opondrá con todas sus malas artes.
El economista Alejandro Inurrieta, dice que “debería crearse una banca pública. Y ahora sería mucho más fácil y barato utilizando las redes de las Cajas de Ahorro intervenidas, saneadas y transformadas en grandes ejes de desarrollo de nuevas actividades productivas, reconvirtiendo también todo el parque de viviendas en vivienda pública de alquiler. Por ejemplo. Pero ya vemos que lo que se proponen con las cajas de ahorro no va por ahí. Pretenden sanearlas (con dinero de todos) para que se las queden los bancos. Más de lo mismo y ese no es el camino. Lo sabemos.
Hay que tomarse en serio la banca pública. Los emergentes India o Brasil se recuperan económicamente, porque, entre otros factores, los bancos púbicas estatales han contribuido a afrontar la crisis facilitando créditos a las empresas. No han salvado a la banca privada de sus pecados, como en Europa: la han sustituido cuando no ha sido capaz de hacer sus deberes.
¿Banca pública en Europa, en España? Por supuesto, pero en cuanto alguien osa proponerlo, “expertos” de toda ralea pontifican desde tertulias radiofónicas y televisivas, desde terceras páginas de periódicos y desde tribunas políticas de diversos colores que apostar por la banca pública es retroceder, porque es ineficaz, es cara… y un sin fin de majaderías y falacias nunca demostradas.
Pero, vamos a ver: ¿quien es responsable mayoritario de esta crisis que va a peor? La banca privada. Sobre eso hay acuerdo general. ¿Por qué no una oportunidad a la banca pública? Una banca que proporcione créditos a empresas medianas y pequeñas para que no se vean forzadas a cerrar, recortar o despedir. Sobre todo porque el Estado ha aflojado la mosca en beneficio exclusivo de los bancos privados hasta ahora.
De verdad, urge la banca pública.